¡A MOVERSE PARA ACONDICIONAR EL CEREBRO!
Hemos hablado muchas veces de la importancia del ejercicio físico en todas las edades, poniendo foco en los beneficios a nivel cognitivo y también emocional.
Haremos aquí un refresco de la conveniencia de aprovechar estas vacaciones para iniciarse o incrementar la actividad, en una especie de pretemporada cognitiva antes del inicio de la actividad escolar. ¿Te entusiasma la idea?
El ejercicio aeróbico, puede mejorar una amplia variedad de funciones cerebrales, especialmente funciones ejecutivas asentadas en el cortex pre frontal (planificación, cambio de atención entre actividades, inhibición de distractores). Esto es posible porque se activan cambios bioquímicos en el cerebro que incrementan la neuroplasticidad (flexibilidad para formar nuevas conexiones neurales) y la neurogénesis (nacimiento de nuevas neuronas).
El ejercicio ayuda a proteger las neuronas mediante una baño del “factor de crecimiento” (llamadas neurotrofinas o BDNF, cuyas concentraciones han sido medidas en los participantes de los estudios), lo que contribuye al mantenimiento y crecimiento de neuronas. Además se forman nuevos vasos sanguíneos (angiogénesis).
Se ha comprobado el incremento de volumen en varias áreas cerebrales en virtud del ejercicio físico, preferentemente en áreas frontal y temporal del cerebro involucradas en la atención ejecutiva y la memoria. También se ha evidenciado un mayor volumen en el hipocampo de los deportistas, lo que incrementa la memoria espacial, así como también un mayor volumen de materia gris.
El ejercicio no requiere ser extenuante, pero tiene que ser algo más que caminar. Para ser más beneficioso, debe elevar la frecuencia cardíaca y respiratoria. La mayoría de los estudios se han efectuado sobre la base de ejercicios aeróbicos y es por eso que hay más información sobre éstos. Correr, andar en bicicleta, nadar, son ejemplos de ejercicios aeróbicos saludables. En términos de frecuencia, el régimen recomendado debe considerar un mínimo de 3 veces semanales de 30 a 60 min cada sesión.
Los beneficios mencionados se obtienen en cortos plazos, de unos pocos meses, y su efecto es duradero. En el largo plazo, los beneficios se relacionan con una sensible reducción de la probabilidad de contraer con los años, enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y el Parkinson.
Y finalmente, un aspecto relevante está constituido por la importancia de la práctica del ejercicio físico en niños. Hay mucha literatura científica que sugiere que el ejercicio físico aeróbico durante la niñez mejora las capacidades cognitivas produciendo efectos duraderos a lo largo de todas sus vidas. Se ha comprobado en estudios con niños de 9 y 10 años que se incrementan los ganglios basales con su impacto en el control cognitivo (preparación, iniciación, inhibición y cambio de atención entre actividades) así como también un mayor hipocampo, clave para la formación de nuevas memorias.
La pregunta que puede surgir es cómo motivarse uno mismo y a los niños a esta práctica. Recomendamos participar en grupos, el aspecto social es un gran convocante. Un entrenador es un factor motivacional preponderante además de guía para la práctica prudente, orientada y que incluya aspectos lúdicos (juego), además de variabilidad en itinerarios y ejercicios.
¡Puedes comenzar hoy mismo, mañana tu cerebro será un poco mejor!