EL SECRETO DE LOS JÓVENES QUE TRIUNFAN, por Marcial Perez
Faltan 30 minutos para que finalice el partido. El equipo gana y el resultado lo consagra campeón de la temporada. Los nervios afloran, las emociones fluyen entre los potenciales campeones. El jugador más experto hace gestos con sus manos a los más jóvenes para que recuperen la calma...
Necesitan sus máximas capacidades cognitivas para tomar buenas decisiones. Un estado de excesiva dopamina, noradrenalina y adrenalina no permite rápidas decisiones acertadas y el juego se descontrola. Es el momento de reclutar los mejores recursos para retomar el control mental de fervores y temores individuales.
¿En qué etapa de la vida de un jugador se habrán desarrollado estas aptitudes cognitivas y emocionales? ¿Estamos seguros de que todos las poseen? En un estudio efectuado cooperativamente entre la Universidad de Bremen y la Federación Alemana de Fútbol, se comprobó que las presiones a las que están sometidos los jóvenes aspirantes a futbolistas profesionales procedentes de sus familias, equipos y, por supuesto, ellos mismos, les ocasionan altibajos en sus rendimientos que suelen sumirlos en la pesadumbre. No se trata entonces de limitar la búsqueda y el desarrollo de competencias técnicas a los jóvenes, sino otras que suelen soslayarse y que terminan siendo determinantes para alcanzar el objetivo en las carreras deportivas.
La psicóloga Christiane Gelitz nos dice que es indispensable entonces plantearse los siguientes interrogantes: ¿entrena el jugador de forma voluntaria? ¿Se concentra? ¿Le gusta estudiar y aprender? ¿Tiene seguridad en sí mismo? ¿Puede dirigir un equipo? ¿Le apoyan sus amigos y familia? Las respuestas se han investigado en el trabajo emprendido por investigadores de la Universidad de Postdam, quienes compararon el rendimiento de 760 jóvenes deportistas, procedentes del centro de alto rendimiento para deportistas de elite Friedrich Ludwig Jahn, con 874 alumnos de una escuela normal. Los resultados evidencian que los deportistas de elite muestran menos miedo al fracaso y se concentran mejor en la realización efectivas de las tareas, en lugar de distraerse con un probable fracaso. Además, se veían con mayor confianza en sus propias fuerzas, tenían más iniciativas y veían con mayor nitidez la meta a alcanzar. Por su parte, los que no culminaban su carrera no mostraban estas capacidades. El estudio de Postdam hacía referencia especialmente a aptitudes psíquicas como la motivación y el autocontrol.
La pregunta que surge es: ¿Cuáles son los rasgos del carácter que influyen en la evolución exitosa de los privilegiados? El enigma es develado por la motivación demostrada durante el entrenamiento, con la esperanza que tenían en la consecución del éxito. El deseo de éxito y la confianza en conseguirlo. La esperanza de éxito es en los casos exitosos mayor que el miedo al fracaso, animando a los deportistas a arriesgar, a querer participar y a minimizar el efecto de los fracasos. En otro estudio realizado sobre el rendimiento de 80 jugadoras de fútbol de la primera división americana, se determinó que la mayor capacidad reflexiva era la clave para sus buenas estadísticas de juego. Como dice el psicólogo Richard Thellwell, “El rigor mental es la habilidad natural o aprendida para poder afrontar retos mejor que el contrario”.
Frente a las creencias de condiciones técnicas innatas, parece ser que las aptitudes cognitivas y emocionales, ya sea heredadas o desarrolladas, esto último algo absolutamente posible, constituyen el gran secreto para el éxito en un proyecto, tanto deportivo como de cualquier otro tipo que un joven se proponga. Los que llegan no son necesariamente los más talentosos como lo afirman los jugadores alemanes Per Mertesacker y Torsten Frings desde sus experiencias personales, sino quienes mejor se sobreponen a la adversidad y disfrutan cada día de entrenar y motivarse para continuar.
Lo más destacable de las conclusiones que podemos obtener de estos estudios es la necesidad de incluir en los ámbitos educativos y deportivos, la enseñanza de habilidades de autogestión emocional, algo que encuentra en el conocimiento de la fisiología del cerebro, un medio ideal y posible. Para incrementar las probabilidades de éxito, nada mejor que el autoconocimiento y el entrenamiento de habilidades de las que hasta no hace mucho tiempo se desconocía su impacto riguroso en los desempeños. La historia está llena de mentes que supieron perseverar. Y vale la pena recordar lo expresado por un talento como Mozart para un cierre más que alentador: “La gente se equivoca pensando que mi arte llega fácilmente. Te aseguro, amigo mío, que nadie ha dedicado tanto tiempo y tantos pensamientos a la composición como yo. No hay ningún compositor famoso cuya música no le haya exigido trabajar y estudiar durante mucho tiempo”. Así que, ¡A entrenar con convicción, camino seguro del éxito!