Estas en: Novedades
¿QUÉ, CÓMO, QUIÉN, CUÁNDO? por Marcial Perez
Publicada el 05/01/2016
A diario los medios de comunicación nos bombardean con información útil para mejorar nuestra calidad de vida. De hecho, en esta página hemos publicado decenas de propuestas para que aprendamos a vivir cada día un poquito mejor....
Ya hablamos de los beneficios de dormir bien, de elegir los alimentos adecuados en cada comida, de hacer ejercicio físico, de vivir en el momento presente, de la meditación, del valor de los vínculos sociales, de gestionar mejor nuestras emociones de las maneras en las que podemos incrementar la inteligencia, de descubrir nuestra pasión y avanzar hacia nuestro propio caldero al final del arco iris y muchísimo más.
Ya escribimos sobre la felicidad y el éxito en el cerebro. Miles de científicos y trabajos de investigación ahí visibles. Y es que siempre he creído que si al menos un pequeño porcentaje de las personas que leen estos “posts” logran producir algún cambio, la misión ya habrá sido cumplida.
Pero no se trata de seguir publicando y publicando desenfrenadamente, en esta ocasión al menos, sino de reflexionar en la manera que produciremos ese cambio que deseamos.
Detengámonos unos minutos a observar la eficacia de nuestras acciones pasadas. ¿Cuántas veces lo hemos intentado? ¿Lo hemos logrado? ¿Cuánto me cambió ese artículo que tanto me gustó? He hablado ya de cómo incorporar un nuevo hábito, tanto en el cerebro como en nuestras prácticas deliberadas para que esto ocurra. ¿Lo pusimos en práctica?
A veces pienso que tanta información basa su atractivo en la ilusión transitoria que la ensoñación por cambiar nos produce. Sin embargo, es absolutamente posible cambiar nuestro cerebro plástico en una nueva versión que nos permita interpretar la vida de un nuevo modo, más feliz, atractiva y llena de proyectos estimulantes.
En el cerebro están todas las respuestas a tus comportamientos, no en los demás.
No les traigo en esta ocasión un nuevo estudio científico, sino el simple y poderoso pensamiento de saber que podemos ser dueños absolutos de ese cambio, aunque también somos capaces de construirnos nuestra propia cárcel con barrotes de miedo y cerrojos de pereza.
Esta vez, y casi como desafiando al cada vez más cuestionado libre albedrío, esa potestad de torcer el rumbo de nuestra vida, te traigo esta propuesta. Toma sólo uno de los aspectos que deseas cambiar, ¿dormir bien?, ¿comenzar a practicar ejercicio físico periódicamente?, ¿alimentarte mejor?, ¿quitarte tu enojo con alguien? Busca aquí, en esta página o en cualquier otra de tu confianza, los beneficios de hacerlo.
Es decir, contempla lo bueno de intentarlo y de triunfar en ese aspecto. Evalúalo bien, tómate tu tiempo. Luego escribe un paso a paso de las acciones de debes ejecutar, no solo hoy, sino en toda la semana. Y cumple ese plan a rajatabla.
Benjamin Franklin lo hizo con su lista de 13 hábitos y vaya si le fue bien.
Un plan nos dice “qué” y “cómo” debemos hacer algo. Si se trata de comenzar una actividad física, bueno, ese es el “que”. El “cómo” será estableciendo el número de días a la semana, dónde lo haremos y el tiempo que le dedicaremos, pero esta vez, sabiendo que lo lograremos y finalmente dejaremos de soñar eternamente. Luego, establece un programa, esto es, el “quien” lo hará (¡Vos!) y el “cuándo” (ármate un cronograma, búscate una agenda nuevita que te motive a tenerla a mano, escribe y pega notitas en los espacios que frecuentes para que no olvides tus dias y hoorarios).
Abandona la adicción a lo urgente y encuentra lo que sea verdaderamente importante. Adopta sólo un cambio por vez, construye el hábito con pensamientos positivos y acciones conscientemente repetidas. Al final de cada día pregúntate si has hecho bien las cosas y regístralo de manera escrita.
¿Quieres ser un campeón de la vida? ¡Pues tienes que ser un campeón del cambio! ¿Quieres dejar de criticar al que piensa diferente a vos? Pues, llámalo, envíale un mensaje y proponte escucharlo sin juzgar sus palabras. Sólo regístralo como un ser sintiente que merece toda tu atención y colaboración.
Es tiempo de cambiar, y ese cambio tuyo será el agente del cambio de muchos otros, la enorme influencia que tu nuevo ser ejercerá en tu entorno.
Esta es la manera de construir cultura en una sociedad. No llegará mágicamente por invocación a los dioses. Y recuerda lo que dijo el Gral. San Martin “Si hay victoria en vencer al enemigo, la hay mayor cuando el hombre se vence a sí mismo\". Él sabía de desafíos y de cambios…